Festividades Celtas

Yule – Diciembre El Renacer del Sol en la Noche Inmensa

Yule – Diciembre

El Renacer del Sol en la Noche Inmensa

En el viento oscuro del invierno, cuando la noche se extiende como un manto infinito y el frío abraza hasta el silencio, llega Yule.
Es un milagro ancestral, el instante en que la Noche más larga cede su trono a la Luz que insiste en renacer.

Yule es el solsticio de invierno, el día en que el Sol parece detenerse en el cielo para después volver, poco a poco, con una promesa escrita en cada rayo pálido, la vida siempre vence a la oscuridad.

Los antiguos veían en este día no una muerte, sino un nacimiento silencioso.
El Dios Sol, que había declinado en Samhain, renace de la Diosa Madre como un niño de luz, trayendo consigo la esperanza, la calidez y la promesa de días más largos.
Es un ciclo que se cierra y otro que se abre con fe renovada.

Es tiempo de reunirse alrededor del fuego sagrado, de encender troncos adornados con hiedra y piñas, de contar historias que tejen comunidad y memoria.
La naturaleza duerme, pero bajo la tierra, la semilla ya sabe que la claridad vuelve.

El Tronco Sagrado arde en la noche,
llevando en sus llamas secretos ancestrales, el acebo guarda la puerta con espinas y bayas rojas,
mientras el muérdago susurra promesas de paz
desde umbrales invisibles.
La Rueda Solar gira lenta,
tejiendo destinos con hilos de luz.

Sus colores, el rojo como la sangre que late en la tierra dormida, el verde como el sueño eterno de los bosques, oro como el primer rayo que acaricia la escarcha, blanco como el aliento del mundo en reposo.

Y las hierbas y frutos que le acompañan, el Pino eleva su canto hacia el cielo helado, la Canela calma el alma con su fuego dulce,
el clavo perfuma la espera,
y la naranja estalla en gajos de sol
junto a la manzana que guarda en su corazón la estrella de la renovación.

Rituales como el encender velas para nacer junto al sol,
tejer coronas que celebran el ciclo infinito,
enterrar semillas bajo la nieve
como promesas calladas a la tierra,
y compartir panes oscuros y vino especiado
para que el calor no muera en nuestros huesos.

Su alquimia en la Mesa será la
Miel para endulzar el regreso de la luz,
frutos secos que esconden la fuerza de la vida,
raíces que acunan verdades profundas y pan de jengibre con forma de sueños.

Yule es esto… un diccionario de símbolos vivientes,
un lenguaje que la tierra entiende
cuando el hombre enciende fuego
y cree, una vez más, en el milagro de la luz.

Sobre el Autor

El Caldero de Hécate

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