Festividades Celtas

Mabon – Septiembre El Susurro del Equilibrio

Mabon – Septiembre
El Susurro del Equilibrio

En el arco dorado del año, hay un momento de quietud perfecta, un suspiro entre el estruendo del verano y el silencio del invierno. Es Mabon, el Segundo Festival de la Cosecha, el Equinoccio de Otoño.

No es una celebración de principios, sino de culminaciones. No es un grito, sino un agradecimiento profundo y sereno.

La Tierra exhala. Ha dado todo de sí, se ha vaciado en un acto de amor y abundancia. Los campos, antes verdes y tumultuosos, yacen ahora como altares dorados, con sus últimas y más preciadas ofrendas: la calabaza redonda como un sol capturado, las uvas moradas cargadas de néctar, las espigas de maíz que susurran historias al viento.

Es el banquete final, el último hurra antes del reposo. Es el Agradecimiento por la Abundancia que llena la despensa y el corazón. Es el momento de saborear cada bocado, de entender que cada fruto es una promesa cumplida de la tierra.

Pero en su núcleo más profundo, Mabon es el Gran Equilibrio. El día y la noche se besan, iguales en duración, en un pacto de armonía perfecta. Es un recordatorio poético de que toda luz tiene su sombra, todo esfuerzo su descanso, y todo principio lleva dentro la semilla de su final.

Es un tiempo para soltar. Así como el árbol deja caer sus hojas sin resistencia, confiando en la sabiduría de las estaciones, nosotros estamos invitados a dejar ir lo que ya no nos sirve: las cargas pesadas, las penas viejas, los frutos que no maduraron bien. Es un acto de liberación para hacer espacio a la nueva semilla que germinará en la oscuridad.

Sus Correspondencias

· Los Colores: El rojo oscuro de la última manzana en el árbol, el naranja de la calabaza que ilumina el crepúsculo, el oro viejo de los campos segados, el marrón de la tierra que se prepara para dormir y el púrpura profundo de la vid y la intuición.
· Los Sabores: La manzana tentadora y sabia, el pan recién horneado como ofrenda primordial, las uvas convertidas en vino, el maíz dulce y la calabaza especiada. Sabores que huelen a hogar y a nostalgia.
· Los Símbolos: El Cuenco de la Abundancia, rebosante; la Cornucopia, el cuerno infinito que da sin cesar; la Rueda del Año, que gira hacia la oscuridad; las hojas secas que bailan su último vals, y la balanza, emblema perfecto del equilibrio.
· La Energía: No es el momento de plantar, sino de meditar. De mirar hacia atrás con gratitud y hacia adelante con intención. De honrar la oscuridad que se acerca, no con miedo, sino con respeto, entendiendo que es en el vientre oscuro de la tierra donde se gestan todos los renacimientos.

Mabon es, en esencia, un agradecimiento lleno de nostalgia. Es aprender a encontrar belleza en el ocaso, plenitud en el desprendimiento y una profunda paz en el perfecto equilibrio de todo lo que es. Es el momento de encender una vela en la creciente oscuridad y decir, con una sonrisa serena: “Fue bueno. Estoy listo para lo que sigue.”

Sobre el Autor

El Caldero de Hécate

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